Una historia entre el arte y el autismo

Esta es la historia de Alejandra, una niña de enormes ojos negros y sonrisa encantadora que hizo del arte su mejor amigo. Alejandra tiene 5 años de edad y le gusta mucho dibujar y pintar, a l igual que muchos niños de nuestro país, ella también fue diagnosticada con autismo. Había tenido dos maestras de arte no mucho antes de conocerla.

Nos presentaron una mañana, aquel día Alejandra me mostro su personalidad de manera transparente, tenía rasgos obsesivos, hacia pataletas si las personas interrumpían su estado de aislamiento, entonces ocurrió algo muy interesante , cuando motivada por los colores de la paleta escuche que me decía: “quiero más color”, fue este un momento muy emocionante porque reflexioné que a través del descubrimiento de los colores Alejandra podía encontrar la mejor manera de comunicarse con los demás; al finalizar la clase Alejandra me demostró que era una niña muy sensible e inteligente, por mi parte, aquel día, yo le demostré que podía contar conmigo y que también podía ser su amiga si ella me lo permitía.
En la segunda clase, Alejandra me espero con un “¡Hola Paloma!”; así, cada viernes ella me espera y me abre las puertas de su casa y de su corazón; siempre he pensado que la primera impresión es muy importante en toda relación humana, y me pareció que Alejandra tuvo una buena impresión conmigo.

Una de las características de las personas con autismo, es que tienen un esquema rutinario de actividades establecidas, por ello en muchas ocasiones trato de cambiar las horas de trabajo con Alejandra con el propósito de que las clases no formen parte de una rutina predecible, promoviendo de esta manera a que Alejandra mantenga el interés por las clases de arte y de esta manera motivo su espontaneidad, además descubrí que la pintura es un medio que la motiva para comunicar intereses como por ejemplo: decir con que material desea trabajar; por ello reitero la importancia de la observación y escucha del maestro, el reinventar cada día estrategias de acercamiento, puesto que cada niño es diferente.

Cito algunas estrategias utilizadas con Alejandra:
Cuando trabajo con Alejandra canto o “tarareo” canciones inventadas para el momento que le permitan a ella estar conectada conmigo y con su arte, en algunas ocasiones no le gusta mis canciones y me pide silencio, luego de una pausa ella inventa una canción como para que la escuche, poco a poco de manera discreta me involucro con su canto y la acompaño con voz suave, con la finalidad de que sienta mi presencia, luego vuelve el silencio y espera a que Yo continúe con otra canción; de esta manera alternamos nuestro turno.
Otra de las estrategias es el uso del color, conozco que a Alejandra le fascina hacer mezclas de colores ( por el momento cuenta con veinte colores diferentes). Muchas veces le permito que realice solo seis mezclas de colores para que luego empiece a pintar su dibujo y es aquí donde la motivo para que me comunique que necesita usar mas colores, sin embargo Alejandra a veces se queda en silencio como diciéndome “tú ya sabes que me gusta tener más colores” , pero como su silencio es solo una insinuación, le pido que me comunique que es lo que necesita porque no entiendo su silencio; y luego de un corto tiempo me dice: “Necesito mas colores, azul y rojo… ¡purpura!”, (con ello Alejandra nos quiere decir que necesita el color morado, y que por eso es que necesita de esa combinación en particular); de esta manera continúo con otras preguntas para poder obtener respuestas por parte de ella.
Por otro lado les puedo contar que al inicio Alejandra tenía aproximadamente una hora por sesión, han pasado siete meses y ahora dos horas le resulta poco tiempo para trabajar su arte.
Cada día el arte le permite a Alejandra expresar sus gustos, emociones, ampliar su lenguaje, a conectarse con el día a día, porque sabe que es una herramientas que le permite expresarse con el mundo.

Pienso que la sociedad aún no está preparada para asumir estos nuevos retos de inclusión, se necesita de mucha paciencia, comprensión y responsabilidad, si bien la comunicación tiene que ser diferente, ellos son iguales a nosotros, porque aman, sienten, escuchan y comprenden; el tema está en saber cómo comunicarnos con ellos.